sábado, 9 de septiembre de 2017

Ascensión al Palas 2969 m, por la chimenea de Ledormeur, desde el embalse de la Sarra


Situada en la confluencia fronteriza, entre España y Francia, el pico Palas con sus 2969 metros, es la primera cumbre desde el océano, en superar los 2.900 metros. 

En algunos mapas, también es conocido como Castet deus Mourrous y Mourrous, denominación que parece ser origen del nombre Pîco de los Moros, que ha terminado aplicándose al Balaitous.

Sus ascensiones más frecuentes, son desde Francia, por la arista de los Geodésicos, que fue la primera vía por la que se corono el Palas, por un error de los oficiales geodésicos Peytier y Hosard, que pretendían coronar en el año 1.825 la cima del Balaitous, y desde España, por la chimenea de Ledormeur, ascendida a principios del S.XX por el pireneista, escritor y fotógrafo Georges Ledormeur, autor entre otras muchas de la Guía del Pirineo Central.

Este año, me he reservado una semana de vacaciones para hacer con Carlos (Zancadas Ligeras), la ascensión al pico Palas desde el embalse de La Sarra, aunque de momento el tiempo no acompaña (lluvia, tormentas e incluso granizo ha sido la tónica general), así que aprovechamos el último fin de semana, que dan tres días de buen tiempo.


Como hoy nos espera una larga jornada de alta montaña, sobre las ocho de la mañana llegamos al embalse de la Sarra, donde dejamos el coche.

La mañana es fresca, tan solo tenemos 4º grados y las previsiones para hoy, son bastante buenas para caminar, ya que no superaremos los 18º, aunque también indican que en la divisoria con Francia, las nubes se agarrarán, así que es muy posible que desde la cima del Palas, la visibilidad sea nula o parcial. 

Unos minutos más tarde, comenzamos a caminar por la pista hasta alcanzar el cauce del río Aguas Limpas, que cruzamos por el puente de las Faxas, en el que nos detenemos un instante, para admirar la preciosa estampa que ofrece el pico Arriel.

Ya en la margen derecha, enlazamos con el GR.11 que sube hasta el refugio de Respomuso, por el que continuamos dirección Noroeste, en ligero ascenso, dejando por unos minutos la compañía del río que poco a poco va quedando abajo, hasta descender de nuevo hasta su cauce, en el conocido Llano de Corralones; punto en el que converge el sendero que desde la Sarra, sube hasta este lugar por la margen izquierda.

Durante apenas cien metros, caminamos por amplio sendero pegados al río, para acto seguido, comenzar a ascender por un sendero empedrado, en el que siguiendo las marcas blancas y rojas del GR.11, alcanzamos el área recreativa de las Tornalizas, que dejamos a nuestra derecha y unos metros más adelante, la bifurcación que permite realizar la vuelta a la Peña Foratata, que hoy no es nuestro objetivo.

Tras un par de lazadas, pasamos junto a la cascada que forma el barranco de Balsaroleta, cuyas aguas desembocan varios centenares de metros más abajo, en el cauce del río Aguas Limpias; antes de entrar en el bosque, aprovechamos para echar una mirada atrás, en el que sin duda destaca la forma puntiaguda, de una de las dos cimas de la Peña Foratata.

Luego, nos adentramos en la Selva de la Laña, espectacular y frondoso hayedo, donde los rayos de sol apenas penetran en todo el día, en el que a pesar de la fresca mañana, aprovechamos para hacer un pequeño alto en el camino, para quitarnos prendas de abrigo, echar un trago de agua y ya de paso, hacer unas fotografías, que el lugar bien lo merece, aun habiendo pasado por aquí en infinidad de ocasiones.

Sobre la cota 1590 metros, alcanzamos el espectacular torrente que forma la unión de los barrancos de la Soba y el Garmo Negro, que desembocan unos metros más abajo en el río, donde nos detenemos para disfrutar de él por unos segundos, que cruzamos por una pasarela de hormigón.

Una vez al otro lado, llegamos al desvío para subir al pico Arriel por el Collado de la Soba, opción que descartamos, ya que debemos tomar el desvío hacia los ibones de Arriel, que aunque pueda parecer lo mismo, no lo es, ya que acceder a los ibones de Arriel desde el pico Arriel, es una ardua tarea.

Desde el embalse de la Sarra, caminamos hasta alcanzar el puente de las Faxas
En el que podemos ver, de la bonita estampa que forma el pico Arriel
Para acto seguido, comenzar a caminar por la margen derecha del rió Aguas Limpias
Tomando de referencia las marcas blancas y rojas del GR.11, que por terreno rocoso
Vamos ganando desnivel, travesando pequeñas manchas de bosque
Que nos acercan al barranco de Basaroleta, que en este lugar forma una preciosa cascada
Y desemboca unos metros más abajo en el rió Aguas Limpias
Donde echamos una mirada atrás para disfrutar de las vistas en la que destaca la Peña Foratata
Luego, nos adentramos en la Selva de la Laña
Espectacular hayedo, sobre el que se precipita 
 El torrente, que forma la unión de los barrancos de la Soba y Garmo Negro, que cruzamos por una pasarela 
Y unos metros más adelante, llegamos a la bifurcación al pico Arriel por el barranco de la Soba, que descartamos

Así que haciendo caso omiso a la bifurcación, seguimos caminando por el sendero principal, casi siempre en suave ascenso, ahora por el hayedo de la Selva de Soba, una zona proclive en invierno a las avalanchas, cuyo efectos podemos apreciar por la gran cantidad de hayas que hay arrancadas en la ladera y en el cauce del río, formando una presa natural.

Cuando alcanzamos el tercer kilómetro, el bosque por unos minutos da paso al estrechamiento conocido como el Paso del Onso, peligroso en invierno por ser una zona propensa a avalanchas y por la dura capa de hielo que se forma en este tramo, al filtrarse las aguas de varios barrancos sobre el sendero, siendo más utilizada la vía del collado de Musales para llegar hasta el refugio de Respomuso, aunque el resto del año, tan solo se embarra, por lo que vamos avanzando pisando sobre las piedras que hay colocadas en el sendero, mientras disfrutamos de la cúspide del pico Arriel, que se alza sobre el bosque.

El trasiego de personas a estas horas es brutal, la mayoría suben al refugio de Respomuso, aunque algunos bajan sin una misera mochila y en pantalón corto (después pasa lo que pasa), cosa que nos deja perplejos. Sobre la cota 1700 metros, nos adentramos en el bonito Llano de Cheto, donde el sendero se abre y los rayos de sol, penetran entre las frondosas ramas de las hayas, que bajo su reconfortante sombra vamos caminando.

Poco a poco el bosque va clareando, hasta que definitivamente salimos a cielo abierto; las vistas desde este punto son espectaculares, ya que al fondo podemos disfrutar del pequeño circo sobre el que el río Aguas Limpias, se precipita formando una preciosa cascada y a la izquierda, la gran cascada que forma el barranco de Arriel, que vadeamos por las piedras, aunque antiguamente había una pasarela metálica, que cada invierno con las avalanchas acaba arrastrada hasta el río.

Ya en la otra orilla, el terreno se vuelve más abrupto, las piedras colonizan el sendero, comenzamos a ganar desnivel de forma rápida, por un aéreo sendero que dirección Este va virando hacia el Sur, hasta alcanzar la cabecera del barranco de Aguas Limpias, punto en el que llegamos a la bifurcación, que indica el desvío hacia los ibones de Arriel.

Junto al cruce, aprovechamos para hacer un alto en el camino, comemos, bebemos, y charramos con algunos de los numerosos grupos, compuestos muchos por niños, que ascienden al refugio. Después, abandonamos el GR.,11, tomamos el desvío hacia los ibones de Arriel (1h 30'), hacia los que nos encaminamos por un estrecho sendero, por el que atravesamos un corto tramo de bosque, dejando abajo el Llano de Cheto y desde el cual apreciamos, las curiosas formas que van tomando las rocas, realizando alguna que otra sencilla trepada.

Sobre la cota 1875 metros, dejamos atrás definitivamente el bosque que nos ha acompañado durante larga parte de este tramo, a partir de aquí, las sombras escasearan, adentrándonos en un terreno de alta montaña, en el que hay que saber desenvolverse con soltura, hasta que el sendero desaparece entre las rocas.

Echando un vistazo, comprobamos que el antiguo sendero que iba pegado al cauce del barranco de Arriel, ha sido borrado por una avalancha, ahora, el nuevo atraviesa un corto canchal con grandes bloques de piedra, por el que vamos descendiendo tomando de referencia los hitos que hay colocados a lo largo de este, hasta llegar al cauce del barranco de Arriel, que vadeamos por las piedras, en el punto indicado con un hito.

Nosotros continuamos hacia el refugio de Respomuso, atravesando el Paso del Onso, con vistas al pico Arriel
Que da paso a la espectacular Selva de Soba
Donde las hayas invaden el entorno
Aunque por poco rato, ya que enseguida salimos al Llano de Cheto
Desde el que divisamos el pequeño circo, sobre el que el río Aguas Limpias se precipita
Y a nuestra izquierda, la gran cascada que forma el barranco de Arriel
Nada más vadearlo, el sendero se vuelve más abrupto
Y en fuerte ascenso, comenzamos a ganar rápidamente desnivel
 Hasta llegar al desvío a los ibones de Arriel
En el que hacemos un descanso, mientras disfrutamos de las vistas
Tras la pausa, abandonamos el GR.11 para continuar subiendo por un sendero
Realizando sencillas trepadas 
Fijándonos en los detalles, en forma de agujas pobladas de pinos
Que da paso a una zona de bloques de granito, en los que vamos buscando los mejores pasos
Hasta alcanzar el cauce del barranco de Arriel, que vadeamos por la zona marcada con un hito

Una vez en la margen derecha del barranco, echamos una mirada al horizonte; a lo lejos, a nuestra izquierda, vemos un collado que aunque parece el camino correcto, no lo es, ya que debemos ir en busca del barranco de Arriel, que unos metros más adelante se precipita, formando una bonita cascada, alimentada por la cuenca de los ibones de Arriel, que son el primer objetivo de la jornada. 

Antes, nos queda por superar más de 200 metros de desnivel positivo por una larga pedrera, donde el sendero está difuminado y los hitos, desperdigados en todas direcciones, por lo que visualizando el sendero más arriba, optamos por trazar una linea recta, buscando las zonas más limpias, hasta enlazar con el sendero por el que continuamos dirección Norte, realizando varias lazadas que nos permiten avanzar cómodamente, hasta alcanzar el punto más elevado de la pedrera, desde el que vemos la entrada a la cuenca superior del Arriel, donde por primera vez, se muestra ante nuestros ojos el rey de la zona, el pico Balaitous.

Ante tan buenas perspectivas, nos ponemos de nuevo en marcha, virando poco a poco hasta orientarnos hacia el Este, tomando de referencia unas marcas rojas que aparecen de forma discontinua, pero suficiente para ir por el sendero correcto, por el que tras medio kilómetro, llegamos a la majada de Arrieles, en el que obtenemos una fantástica visión del ibonet de Arriel con el Balaitous de fondo, aunque las vistas que tenemos a nuestra espalda no desmerecen, con la Sierra de Partacua, Peña Foratata, Punta Escarra, y Collarada.

En este recoleto rincón, nos detenemos para descansar mientras nos alcanzan Ainhoa y Josu, una pareja de montañeros vascos, con los que nos hemos cruzamos al inicio del sendero de acceso a los ibones de Arriel. Como pernoctan en el refugio de Respomuso, su idea inicial es hacer la circular, que va desde el refugio a los ibones de Arriel, pero al comentarles que vamos al pico Palas, nos preguntan si pueden acompañarnos, así que a partir de ahora seremos cuatro. 

Como en esta zona, entra un poco de aire y no precisamente caliente, nos ponemos los cortavientos, para acto seguido, continuar la marcha rodeando el ibonet, dejando a la derecha el sendero que va al refugio de Respomuso, para ir pegados a la margen izquierda del barranco de Arriel, con la mirada puesta en los colosos de la zona, en el que ahora asoman las dos cimas de las Frondiellas, hasta llegar a una presa construida en piedra seca, por la que pasamos a la margen derecha, donde el barranco se encajona.

Una vez al otro lado, alcanzamos la cubeta del ibón inferior de Arriel, donde ante nuestros ojos emerge la imponente figura del pico Palas, que desde aquí intimida, aunque una vez metidos en harina, veremos si es tan fiero como parece. 

Ensimismados ante tanta belleza, toca seguir, ya que aunque cercano en distancia, solo la pedrera para acceder hasta su base, son dos horas de duro avance, así que dicho y hecho, comenzamos a rodear la cubeta del ibón por amplio sendero dirección Noreste, dejando a nuestra derecha las vías de acceso al Frondiellas y atrás, el ibón inferior de Arriel, mientras nos encaminamos por cómodo sendero hacia un caos de roca, disfrutando de las vistas que tenemos del Palas y el Puerto de Lavedan

En apenas unos minutos, llegamos al pie de la tartera que cubre por completo el barranco de Arriel, alimentado por varios torrentes que desembocan en su cauce, donde siguiendo los hitos vamos moviendo con soltura, siempre buscando las zonas más limpias, evitando tener que saltar de bloque en bloque, aunque no siempre es posible, alcanzando la cubeta del ibón superior de Arriel (3:30 horas desde el embalse de la Sarra), que rodeamos hasta el lugar en el que desagua el sobrante del ibón de Chelau, donde aprovechamos para descansar, comer, y reponer agua, ya que este es el último punto de acopio, en tanto disfrutamos de las vistas hacia el pico Arriel.

Ahora, continuamos subiendo por una extensa pedrera, que atravesamos por un sendero que describe varias lazadas
Remontando el barranco de Arriel, que forma una preciosa cascada, hasta llegar al punto más elevado
 En el que asoma el Balaitous o pico Moros, donde comenzamos a realizar un flanqueo hacia el Este
Caminando sobre la base de una montaña
Hasta llegar a la majada de los Arriles, en el que se ubica el ibonet de Arriel, donde descansamos
Mientras disfrutamos de las vistas a nuestra espalda con Sierra de Partacua, Punta Escarra y Collarada
Luego, seguimos caminando pegados al barranco de Arriel, obsevando las figuras del Balaitous, y las Frondellas
Tras pasar un gran hito, cruzamos el barranco por una presa realizada en piedra seca
Por la que accedemos al ibón inferior de Arriel, desde el que divisamos la imponente figura del Palas
Después, rodeamos la cubeta del ibón por la margen izquierda
Que da paso a una pequeña zona de pastos, donde nos podemos quitar la mirada del Palas, y el Puerto de Lavedan
Definitivamente, dejamos el ibón inferior de Arriel y seguimos pegados al barranco de Arriel
Hasta  internamos en un caos de bloques de granito, donde nos guiamos por los hitos
Hasta alcanzar el ibón superior de Arriel, Que rodeamos hasta llegar al desague del ibón de Chelau
Donde recogemos agua, mientras disfrutamos de las vistas hacia el pico Arriel

Con energías renovadas, continuamos rodeando la cubeta del ibón, localizando una piedra que indica “Palas”, punto en el que se bifurca el sendero en dos: hacia el Este la subida al Balaitous por la Gran Dianal y al Norte, al pico Palas, que aunque parezca cercano, nos queda por superar 700 metros de desnivel positivo, atravesando una larga y pronunciada pedrera.

Unos metros más adelante, alcanzamos la base de la pedrera, que desde abajo impresiona, así que sin más dilación, comenzamos el ascenso por medio de la pedrera que es atravesada por una tímida trocha, atentos a unas marcas rojas, que nos han de conducir hasta la entrada de la chimenea de Ledormeur, aunque no son fáciles de encontrar, ya que no se prodigan en exceso.

En un punto determinado, nos detenemos, miramos en todos los sentidos pero no vemos ninguna marca roja, al final, decidimos seguir tomando de referencia una linea de hitos, que dirección Noroeste nos llevan hacia la mitad de la pedrera, obviando los que nos desvían en exceso hacia el Oeste, al Cuello de Pallas o al Este, al Puerto de Lavedan, cuyo sendero encontramos unos metros más arriba, marcado con las clásicas marcas blancas y rojas del Hpr.

Aquí, aprovechamos para echar una mirada atrás, observando comos los ibones de Arriel van quedando abajo, mientras junto a la muralla del Palas, vemos a un montañero que inicia el descenso por la pedrera, a la altura de una pequeña mancha de nieve, que nos viene de perlas para poder orientarnos, por lo que no nos complicamos la vida y tiramos hacia el Norte, pedrera arriba, hasta alcanzar el sendero que viene del Cuello de Palas, donde continuamos pegados a la muralla, pasando por dos chimeneas, que aunque dan acceso también a la cima del Palas, sin el material necesario supone meterse en un buen berenjenal.

Finalmente, tras casi dos horas de larga pedrera, llegamos al acceso a la chimenea de Ledormeur, que en algunas reseñas indicaban que estaba marcado con un letrero amarillo, que ahora no está, aunque hay una placa metálica en recuerdo a un montañero de Tolosa, fallecido bajando el pico Palas en el 2007, lugar donde disfrutamos de unas fantásticas vistas a los picos Arriel y Balaitous, que todavía conserva algo de nieve en el glaciar. 

Tras la pausa, rodeamos el ibón y comenzamos el ascenso
Tomando de referencia unas marcas rojas, que se encuentran muy diseminadas
Por lo que decidimos seguir los hitos que dirección Noroeste 
Nos guían al medio de la pedrera, aprovechando en este lugar para echar una mirada atrás
Comprobando como el ibón superior de Arriel va quedando abajo
Mientras vemos como un montañero desciende, por lo que tiramos hacia el Norte pedrera arriba
Hasta alcanzar el punto, donde la muralla rompe, en el que hay una placa metálica
Donde disfrutamos de unas fantásticas vistas del Arriel
Y del Balaitous, cuyo glaciar, aun conserva algo de nieve

Miramos la hora y comprobamos que hemos empleado mas tiempo del esperado en atravesar la pedrera, así que sin más dilación, comenzamos a superar la muralla por una placa tumbada, guiándonos de las marcas rojas o de los hitos, ahora sí en mayor número, que da paso a un encadenamiento de grandes bloques, por los que vamos realizando sencillas trepadas, con la atenta mirada del pico Balaitous. 

Por el momento, está resultando sencillo ya que no hemos encontrado pasos comprometidos, pero Ainhoa no lo ve claro, así que decide quedarse aquí esperándonos; el resto, continuamos unos metros avanzando por los bloques, hasta localizar el inicio de una corta chimenea, donde debemos buscar bien los apoyos.

Una vez superada, caminamos unos metros hasta alcanzar un rellano al pie de la chimenea de Ledormeur, identificada con un circulo rojo. Antes de meternos en faena, descansamos unos minutos, tomamos una pastilla de glucosa para evitar que los músculos se agarroten con la tensión, mientras observamos como una flecha roja, indica la variante para bajar a la pedrera.

Descansados, nos ponemos los cascos; uno a uno vamos encarando la chimenea ligeramente tumbada en su inicio, compuesta por una sucesión de rocas escalonadas, que nos permiten avanzar con firmeza, agarrándonos a los bloques con pies y manos, buscando las zonas más cómodas que habitualmente se encuentran en la parte exterior, superando pasos de II+ sin apenas sensación de vacío, siempre manteniendo una escasa distancia entre nosotros, para evitar que en caso de empujar alguna piedra, está no coja velocidad y el impacto sobre el compañero, sea mínimo.

Poco a poco llegamos a la mitad de la chimena, donde una gran X en la izquierda, indica que esa no es la chimenea por la que debemos descender, aunque de momento continuamos subiendo por un segundo segmento, más sencillo, en el que la chimenea pierde inclinación pero el terreno es más inestable, con mucha piedra suelta, lo que nos obliga a mirar bien donde nos agarramos con las manos y colocamos los pies, para no tirar piedras al compañero.

Tras veinte minutos, alcanzamos la salida de la chimenea, aliviado, miro a la cima del Palas que muy a mi pesar queda algo alejada (300 metros y unos 150 metros d+), ya que pensaba, que al superar la chimenea hollaríamos la cima en escasos metros, cosa que por desgracia no es así, por lo cual, decidimos descansar en un saliente junto a una pareja de franceses que están comiendo, que nos dicen que ellos han subido desde el refugio de Larribet (unos 10 kilómetros y 1.000 metros d+). 

Después, nos despedimos; tomamos el sendero que nace desde la salida de la chimenea, por el que en suave ascenso continuamos dirección Noreste, hasta enlazar con el sendero viene desde la arista So, que sube al Pitón Von Martín, en el que a cada paso que damos la visibilidad se va reduciendo, cruzando por la arista a la cara Oeste, donde comprobamos como casi en su totalidad, la vertiente francesa esta cubierta por las nubes y tan solo el Midi d'Ossau o el Lurien, destacan entre el mar de nubes, percatándonos que a partir de este punto, el sendero cambia por completo y la sensación de vacío aumenta, algo fatal para mi vértigo, así que con la excusa de esperar a Carlos que anda un poco rezagado, aprovecho para desconectar. 

Una vez reagrupados, iniciamos el ataque final a la cima que ya intuimos unos metros más arriba, realizamos un corto flanqueo a la izquierda, para acto seguido, hacer una trepada por terreno inestable, en el que avanzamos lentamente y que tras superar, nos coloca al pie de la canal de acceso a la cima del Palas, con una fuerte inclinación (40/45º), que nos hace sudar la gota gorda.

Superada, alcanzamos un tramo de bloques, donde trazamos una diagonal a la izquierda, en la que nos aseguramos con las manos, hasta coronar tras siete horas la cima del Pico Palas o Pallas, que en días despejados es un mirador increíble, pero hoy por desgracia las predicciones meteorológicas han acertado, por lo que nos contentamos con las vistas parciales al pic Lurien, que ensombrecido por el pico Arriel y el Midi d'Ossau, cuya cima se asoma tímidamente.

En el inicio de la muralla, afrontamos una placa tumbada
Que da paso a una sucesión de bloques, por los que vamos trepando
Hasta alcanzar el inicio de una pequeña chimenea, por la que accedemos
A la chimenea de Lerdomur, ligeramente tumbado en su primer tramo
Compuesta por una sucesión de rocas escalonadas, a las que nos asimos con firmeza
Avanzando con más facilidad de lo esperado y con nula sensación de vacío, ya que la roca nos envuelve
Hasta llegar al segundo segmento, donde la chimenea pierde inclinación
Tras veinte minutos, alcanzamos la salida de la chimenea, donde continuamos por sendero 
Que nos pasa a a cara Oeste, por la que avanzamos por un aéreo sendero
Desde el que divisamos entre el mar de nubes, el Midi d'Ossau y el Pic Lurien
Unos metros más arriba, iniciamos el ataque final ascendiendo por un terreno inestable, en el que apoyamos las manos
Coronando tras siete horas la cima del pico Palas o Pallas, donde tan solo vemos el Pic y el Lurien Midi d'Ossau

A pesar de las nubes, el día es bastante bueno, la temperatura es agradable, pero nos ha costado más tiempo del esperado, así que iniciamos el retorno destrepando de cara la canal pedregosa, por la que bajamos con cuidado apoyando las manos, ya que una caída en algunos puntos sería mortal, aunque ahora con la nubes cubriendo todo, la sensación de vació disminuye. 

Una vez en el sendero, cruzamos por la arista a tierras oscenses, observando mientras descendemos, como poco a poco las nubes se van dispersando, dejándonos ver parcialmente los ibones de Arriel. En apenas media hora, nos plantamos en la chimenea de Ledormeur, que desde las alturas, parece más fiera que desde su base.

Aunque existe la posibilidad de rapelar, nosotros no hemos considerado oportuno traer cuerdas, ya que estamos acostumbrados a este tipo de descensos, así que uno a uno, comenzamos a bajar de cara por la chimenea, que nos da mayor seguridad que hacerlo de culo, utilizando la técnica de oposición, anclando pies y manos a las rocas, manteniendo una corta distancia entre los tres para evitar que en caso de arrastrar una piedra, está coja excesiva dificultad.

En la parte intermedia, la chimenea se abre y bifurca en dos, nosotros seguimos por la principal (la otra está marcada con una X roja), más sencilla y segura, por la que seguimos bajando arropados por la roca, destrepando varios resaltes que sin ser difíciles, exigen toda nuestra atención, hasta llegar a la base de la chimenea, en la que paramos un par de minutos.

Aquí, cogemos el sendero que marcado con una flecha roja indica la variante del descenso, donde comenzamos a realizar un corto flanqueo hacia la izquierda, tomando de referencia los hitos que hay colocados en los pasos claves, que nos conducen por una sucesión de pequeñas terrazas, que vamos destrepando, hasta bajar a la pedrera, donde nos despedimos de Josu que se va a buscar a Ainhoa, que desciende por la pedrera, mientras recogemos los cascos y sacamos los bastones.

Después, iniciamos el descenso hacia el ibón superior de Arriel, por la trocha que esta mañana hemos usado para subir, que desde arriba se intuye mejor, por la que vamos perdiendo desnivel realizando sucesivas lazadas, hasta alcanzar el sendero que une el cuello de Palas con el Puerto de Lavedan, por el que bajamos hasta la cota 2400 metros, donde preferimos trazar una linea recta, tomando de referencia los hitos que nos encaminan de forma más directa hacia la cubeta del ibón, comprobando como las nubes se van retirando, pudiendo disfrutar de unas espectaculares vistas del ibón superior de Arriel, con la Sierra de la Partacua de fondo. 

Cerca de la cubeta de ibón, llegamos junto a un hito colocado en un bloque de granito, oteamos el horizonte y nos encontramos con varias barranqueras que desembocan en la cubeta. De todas las opciones, al final nos decantamos por una que se inicia a unos metros hacia el Oeste, a la que nos acercamos por una zona mixta de hierva y rocas, hasta llegar a la cabecera de la barranquera, por la que con algún que otro resbalón alcanzamos la cubeta del ibón superior de Arriel, que rodeamos hasta la encrucijada de senderos, que van hacia el Palas o el Balaitous. 

Después, iniciamos el descenso destrepando de cara la canal pedregosa, apoyando las manos en las rocas
Hasta enlazar con el aéreo sendero por el que cruzamos por la arista
A la vertiente española, donde las nubes se van disipando, hasta llegar a la chimenea de Ledormeur
Equipada para ser rapelada, pero nosotros la destrepamos de cara
Utilizando a técnica de oposición, anclando pies y manos a las roca
Llegando a la parte intermedia, donde la chimenea se divide en dos
Eligiendo la principal, más fácil y segura (la otra está marcada con una X roja)
Sorteando una sucesión de resaltes, que sin ser difíciles requieren toda nuestra atención
Por los que llegamos a la base de la chimenea, donde siguiendo una flecha roja
Iniciamos un flanqueo a la izquierda, que da paso a una sucesión de terrazas
Que vamos destrepando, hasta llegar a la pedrera, por la que iniciamos el descenso hasta enlazar
  Con el sendero que une el cuello del Palas con el Puerto de Lavedan, por el que seguimos hasta la cota 2400 metros
Donde decidimos bajar de forma directa hasta un hito colocado en un bloque de granito
En el que elegimos una barranquera próxima, por la que llegamos al ibón superior de Arriel
Que rodeamos hasta la encrucijada de senderos, que van hacia el Palas o el Balaitous

Junto al desagüe del ibón de Chelau, regresamos sobre nuestros pasos hasta el embalse de la Sarra, siguiendo el barranco de Arriel, donde en un pequeño torrente aprovechamos para rellenar las botellas y echar sales minerales, mientras miramos por última vez el pico Palas, prácticamente limpio de nubes.

Luego, de forma casi consecutiva pasamos por el ibón inferior de Arriel y el ibonet de Arriel, donde el sendero se bifurca en dos, teniendo la posibilidad de tomar el camino de herradura que va al refugio de Respomuso, que está mañana barajábamos como alternativa, pero que ahora descartamos por falta de luz, ya que intuimos que vamos a llegar al coche casi de noche.

Desde el collado, iniciamos el largo descenso hacia el fondo del barranco. El sentido común nos dice que tenemos que apretar el paso, pero el corazón nos obliga a caminar despacio y a detenernos cada dos por tres, para disfrutar del bello paisaje que se abre ante nuestros ojos, que con las luces del atardecer nos ofrecen una imagen diferente de la sierra de la Partacua.

Una vez en el fondo del barranco, lo vadeamos, atravesamos la tartera, para acto seguido adentrarnos en el bosque y unos metros más adelante, llegar a la bifurcación donde enlazamos con el GR.11, punto en el que realizamos el último descanso para comer algo, disfrutando de las vistas hacia el Llano del Cheto, al que llegamos en fuerte descenso tras reanudar la marcha, vadeando el barranco de Arriel, que unos metros más abajo desemboca en forma de cascada sobre el río Aguas Limpias. 

Los más de 1200 metros que hemos perdido desde la cima del Palas, se notan, a pesar de ser casi de noche, la temperatura es agradable, aunque evitamos pasar por debajo de las duchas naturales del Paso del Onso, donde nos cruzamos con algunos montañeros que a última hora de la tarde, suben a pernoctar al refugio de Respomuso, para mañana a primera hora, atacar alguno de los tres miles de la zona.

Siguiendo las marcas blancas y rojas del GR.11, atravesamos el bosque de hadas que conforman las Selvas de Soba y la Laña, al salir de está última, en lo hondo, ya podemos apreciar el Llano de Tornalizas, al que llegamos con la atenta mirada de la Peña Foratata y casi a continuación, a los Llanos de Corralones, donde con la compañía del río Aguas Limpias, alcanzamos con las últimas luces del día el embalse de la Sarra, finalizando está larga jornada de alta montaña (unas 13 horas), a una de las montañas más bellas e impresionantes del pirineo, que cuenta con la “fortuna” de no llegar a los 3.000 metros, lo que permite disfrutar de unos fantásticos paisajes, en casi absoluta soledad.

Luego, regresamos siguiendo el barranco de Arriel, aprovechando un torrente para rellenar las botellas
Para continuar por sendero, echando una mirada atrás para ver por última vez el pico Palas, prácticamente despejado
Pasando de forma casi consecutiva, por el ibón inferior de Arriel
Y el ibonet de Arriel, donde el sendero se bifurca en dos, eligiendo la ruta habitual
Por lo que iniciamos el descenso desde el collado, disfrutando de las vistas de la sierra de la Partacua
Hasta llegar al fondo del valle, donde vadeamos el barranco de Arriel, que da paso a una tartera
Para acto seguido, adentrarnos en el bosque
Hasta conectar con el GR.11, desde el que divisamos
El Llano del Cheto, al que llegamos en fuerte descenso
Evitando pasar por debajo de las duchas naturales que conforma el Paso del Onso
Al salir del bosque, en lo hondo ya vemos el Llano de Tornalizas, con la atenta mirada de la Peña Foratata
Y más adelante, al Llano de Corralones, donde siguiendo el río Aguas Limpias, llegamos al embalse de la Sarra

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