domingo, 10 de enero de 2016

Vía Ferrata de Cala Molí


Este año nos vamos de vacaciones a la Costa Brava, a la zona del L'Alt Empordà, como campo base utilizamos el núcleo turístico de Empuriabrava, perteneciente al municipio de Castello d'empuries, que cuenta con una de las mayores marinas residenciales de Europa, con unos veinticuatro kilómetros de canales navegables.

Tras unos primeros días de playa, y algo de cultura, hoy toca comenzar con las actividades deportivas, para empezar a lo grande, me voy a acercar hasta la población de Sant Feliu de Guíxols, para realizar una de las vías ferratas más bonitas de España, y la única que discurre por acantilados, la vía ferrata de Cala Molí. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Para llegar desde Empuriabrava, cojo la N-II hasta las inmediaciones de la ciudad de Gerona, donde enlazo con el tramo gratuito de la AP7, hasta cerca de la población de Salt, donde la abandono, y continúo por la C-65 hasta Sant Feliu de Guixols.

Una vez en el casco urbano, sigo las indicaciones, y desciendo hasta el Paseo Marítimo, donde continúo hasta el puerto, en el que aprovecho que hay aparcamiento gratuito para dejar la furgoneta.

Tras acopiarme de agua en una tienda cercana, comienzo la aproximación, y camino durante unos metros por la carretera del Puerto, hasta que alcanzo un camino de tierra, en el que un gran panel indica el acceso a la vía ferrata.

El camino sube ligeramente, y al final de este hay una pequeña explanada, donde "es posible dejar el coche", al final de la explanada, parten dos tramos de escaleras, uno en descenso que baja hasta una pequeña cala, y otro que asciende hacia una urbanización.

Como de momento no es hora de darse un baño, comienzo ha ascender, hasta llegar a la urbanización, una vez aquí, comienzo a rodearla, siguiendo un camino asfaltado, por el que va el conocido Cami de Ronda, y por el que alcanzo un pequeño mirador, con excepcionales vistas de la costa, el puerto, y la población de Sant Feliu de Guíxols.

Después de la pausa, prosigo la aproximación, salgo al carrer de Sicilia, y unos metros más adelante, alcanzo el mirador de les Triadores, donde se encuentra el panel informativo de la vía ferrata de Cala Molí.

En este punto, abandono el carrer de Sicilia, giro a la derecha, y desciendo por un tramo de escaleras, hasta alcanzar un pinar, por el que me adentro por cómodo sendero, hasta que alcanzo una bifurcación, en el que confluyen el inicio (derecha), y final (izquierda), de la vía ferrata.










A la sombra de los pinos, aprovecho para colocarme los aparejos, y echar un trago de agua, ya que a pesar de ser poco más de las nueve, el día está despejado, y comienza a notarse el calor. 

Una vez dispuesto, prosigo la marcha, cojo el ramal de la derecha, y a los pocos metros comienza el cable de vida, al que me engancho, e inicio un fuerte descenso hacia la mar, por las trazas de un sendero, con el piso muy descompuesto, por el que doy algún que otro patinazo, siempre con la atenta mirada, de las cientos de gaviotas que habitan en está zona.

Cuando llego prácticamente al nivel del mar, alcanzo el inicio real de la vía ferrata, desde el que puedo ver gran parte de la vía, y donde me llevo la primera sorpresa de la jornada, ¡tan solo hay tres personas, en toda la vía!, algo muy raro, ya que es una de las vías ferratas, con más afluencia, sobre todo en verano.

La primera parte consiste en rodear una serie de agujas, para ello comienzo un largo flanqueo en sentido antihorario, por un tramo equipado con grapas, para las manos, y los pies.

Poco a poco, la dificultad va aumentando, ya que la roca tiende a desplomarse ligeramente, por lo que me toca tirar de brazos. Tras superar este primer escollo, alcanzo el primer puente, que consiste tan solo en un pequeño tablón, que sorteo sin mayores inconvenientes.

Ya en la siguiente aguja, la rodeo por su izquierda, ayudándome de unas cadenas, tras superarla, comienzo a descender por un tramo vertical equipado con grapas, por el que llego a la altura del primer puente tibetano, que al ser corto, apenas se mueve, y paso sin apenas dificultad a la siguiente aguja.






Paso entre agujas, por un madero

Primer puente tibetano de la jornada, con unas vistas espectaculares¡¡

Una vez en la siguiente aguja, gano los metros de altura que había perdido anteriormente para colocarme en la entrada del puente, y después comienzo un largo flanqueo hacia la derecha, equipado con grapas.

A mitad del flanqueo, el cable de vida desciende un par de metros, veo como las grapas continúan más abajo, en teoría justo debajo mío debe de haber una grapa, que me permita destrepar hasta alcanzar el siguiente tramo, pero un pequeño saliente la tapa, por lo que tengo que hacerlo a ciegas.

Tras varios intentos fallidos, decido destrepar, ayudándome de los múltiples agarres naturales que ofrece la roca, con algún que otro problema, por fin!!!, logro encontrar la dichosa grapa, y una vez alcanzado el siguiente tramo, prosigo hasta llegar al final de la última aguja.

Para pasar al siguiente tramo, tengo que hacerlo por un puente nepalí, el cual se mueve algo, aunque lo paso sin mayores complicaciones.

Si hasta el momento había estado prácticamente solo, desde este punto, observo como la pareja que tenía delante, abandona la vía, por el escape, así que aunque parezca imposible, tan solo estamos dos personas realizando la vía ferrata¡¡¡.

Finalizado este primer tramo, que ha resultado de lo más interesante, ahora comienzo a rodear el largo acantilado, para ello, comienzo un largo flanqueo, en ligero ascenso, equipado con grapas, por el que avanzo con comodidad, y desde el que ya puedo ver el siguiente puente tibetano, al cual accedo tras un corto tramo vertical.

A diferencia del primero, este es mucho más largo, el material se encuentra en perfecto estado, pero sobre todo en el intermedio, se mueve bastante, lo que le da un punto de emoción, y la adrenalina fluye por mi cuerpo.

Una vez superado, salgo del puente por un tramo vertical, equipado con grapas, después hago un pequeño flanqueo, por el que llego al final del primer tramo de la vía, donde existe la posibilidad de salir de ella por el escape, equipado con cable de vida, opción que ha utilizado la pareja que me precedía.




Puente nepalí, por el que paso al siguiente tramo



Segundo puente tibetano, mucho más largo que el anterior, ¡como se mueve!

Aprovechando que pega la sombra, y hay espacio de sobras para descansar, decido hacer una pequeña pausa, para reponer líquidos, ya que hace calor, y sobre todo mucha humedad.

Después de la pausa, inicio el segundo tramo, que en las diferentes guías y blogs, que leí en su momento, indican que es la más atlético. Los primeros metros los hago por una estrecha faja de roca, equipada con cable de vida, y varios tramo de cadena, que no ofrecen dificultad, y desde la que puedo ver gran parte del recorrido realizado hasta el momento.

Poco a poco la dificultad va aumentado, y una vez dejo la faja atrás, comienzo un largo flanqueo en ligero ascenso, equipado con grapas, que se encuentran algo alejadas, unas de otras, y con algo de desplome, lo que me obliga a tirar de brazos, y piernas, para poder seguir progresando.

Las vistas en todo momento son excepcionales, de vez en cuando echo la mirada atrás, para disfrutar del tramo ya recorrido, que todavía permanece sin gente, aunque el sendero de acceso a la vía, comienza a ser transitado, así que no tardaran en llegar.

Cuando llevo recorrido algo más de hora y media, llego a un pequeño saliente, en el que aprovecho para descansar, echar un trago de agua, disfrutar de las vistas, y observar algunas ampliaciones de la vía ferrata, que todavía se encuentran en construcción.

Final del primer tramo, el escape señalizado en el cartel, comienza el tramo más atlético





Llegando al saliente, tramo de transición, con bonitas vistas


Vistas desde el saliente, de parte del recorrido


Tras la pausa, prosigo por la vía, ahora la pared se tumba ligeramente, y me permite avanzar con la ayuda de alguna grapa para las manos, hacia el interior de una pequeña cala.


Después de sortear el tronco, de un joven árbol, me agarro a una larga grapa, que la utilizo de pasamanos para posicionarme en el tercer, y ultimo puente tibetano de la jornada, de medidas similares al anterior, y que sobre todo en la zona intermedia, se mueve bastante.

Una vez superado, paso a una aguja, por la que salgo de nuevo a mar abierto, hasta alcanzar un pequeño saliente, desde el que disfruto de unas magnificas vistas, y en donde veo como un grupo de kayaks, disfrutan paleando del entorno.

Casi de inmediato, la vía de nuevo me lleva hacia el interior, ahora de la bonita Cala Alga, el tramo se encuentra equipado al principio tan solo con alguna grapa para los manos, y pequeñas repisas naturales para los pies, que no ofrecen grandes dificultades.

Poco a poco, voy llegando al final de la vía, la dificultad va decreciendo, y tras ganar unos metros de altura, comienzo un largo tramo equipado con cadenas para las manos, y pequeños peldaños metálicos para los pies, que facilitan el avance.

Al final de este, comienzo a ganar desnivel de forma rápida, con la ayuda de media docena de grapas, perfectamente colocadas, que me permiten subir sin hacer apenas esfuerzo, y desde las que aprovecho para disfrutar de las bonitas vistas que hay desde la altura.

Una vez arriba, me coloco para acceder al segundo puente nepalí, que al ser bastante corto, no ofrece dificultades. 



Tercer puente Tibetano





Vistas al mar desde Cala Alga

Segundo puente nepalí

Nada más superarlo, continúo el flanqueo durante unos metros, hasta que comienzo a ganar desnivel, por un corto, pero vertical tramo, equipado con grapas, que desploma justo en la salida, y que me obliga a tirar de brazos.

Sin apenas descanso, afronto una nuevo tramo vertical, poco a poco las grapas se van ladeando a la derecha, hasta que alcanzo un tercer y último tramo, bastante más sencillo, ya que es un largo tumbado, con la roca bastante descompuesta, equipada con grapas, por la que avanzo con facilidad, hasta alcanzar el inicio de la cresta.

Aprovechando que me encuentro en el punto más elevado del recorrido, me detengo un instante para deleitarme de las vistas, que tengo de la costa, y de gran parte del recorrido realizado, donde ahora si, que se está acumulando la gente, sobre todo en el primer tramo, y es que parece que la gente, prefiere pasar calor, antes que madrugar!!!

Una vez en la cresta, desciendo por ella, ayudándome de los múltiples agarres naturales que ofrece la roca, a mitad del recorrido, el cable de vida, pasa de derecha a izquierda, así que efectúo el cambio, me posiciono al otro lado de la cresta, y continúo unos metros más hasta alcanzar el final de la cresta, que coincide con la salida del escape, que están utilizando un padre y su hija.

Como la vía finaliza dentro del pinar, aprovecho para hidratarme, y quitarme los bártulos, después cojo el sendero, llego al cruce en el que se inicia la circular, y continúo por medio del pinar, hasta subir por las escaleras que me dejan en el mirador de Les Triadores, desde el que desciendo por el Carrer de Sicilia, siguiendo el Cami de Ronda, con excelentes vistas de la costa y el puerto, al que llego en poco más de cinco minutos.

Al final han sido casi dos horas y media, de una espectacular vía ferrata, de la que esperaba mucho, y que ha satisfecho todas mis expectativas. Como no he terminado muy tarde, me acerco a un bar, situado al lado del aparcamiento, aprovecho para desayunar, y pensar en mi siguiente objetivo, la vía ferrata de las Gorgas de Salenys, que si me da tiempo me quiero acercar, pero eso ya se vera ...






Vistas desde el inicio de la cresta, de parte de la vía ferrata de Cala Molí

Primer tramo de la cresta

Segundo tramo de la cresta


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