lunes, 19 de octubre de 2015

Peña Rueba 1161 m (Ascensión por Varella Portillo, y descenso por la Mora)


Después de unas jornadas de largas caminatas, les propongo a Tomás y Miguel, hacer una actividad totalmente nueva para ellos, una vía ferrata.

Como los dos son noveles en este tema, busco una vía que sea sencilla, y a ser posible que yo no haya hecho, de entre todas, elijo la subida a la Peña Rueba, que nos ofrece un dos por uno, ya que por su cara Oeste se encuentra la vía ferrata de Varella Portillo, y por su cara Sur, la vía ferrata de la Mora. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



A última hora, se incorporan al grupo, Ángel con el que tuve ocasión hace un par de semanas de recorrer el barranco de la Morana, y también Marian, así que hoy formaremos un quinteto, que para lo que viene siendo habitual, no está nada mal.

Como viene siendo habitual, quedo con Tomás, Marian y Ángel, en Villanueva de Gállego, desde aquí cogemos la A-23 hasta Huesca,y tomamos el desvío hacia Ayerbe, donde paramos para comprar pan, y algo para desayunar.

Después seguimos nuestro camino, hasta las estribaciones de Murillo, donde nos reunimos con Miguel, una vez todos juntos, accedemos a Murillo de Gállego por su única entrada, y subimos hasta lo más alto del pueblo, donde tenemos tres alternativas.

De entre todas, cogemos el camino de tierra, que parte a nuestra derecha, continuamos por el durante un par de kilómetros, con mucho cuidado, de no dañar los bajos del coche, ya que hay bastante piedra, y con las últimas lluvias, algún que otro bache.

Al poco de pasar una segunda balsa de agua, aparcamos en un pequeño ensanche junto al camino, donde caben dos o tres coches, y en el que sale un camino marcado con un hito, por el que volveremos después.

Tras dejar el coche aparcado, desayunamos rápidamente, hoy dan altas temperaturas, y la zona es una solana de narices, así que nos ponemos las mochilas, y caminamos durante doscientos metros por el camino principal, hasta alcanzar el aparcamiento, donde hay varios coches, la mayoría de ellos, para disfrutar de las diferentes vías de escalada, que hay en la Peña Rueba.

En este punto pongo el GPS en marcha, pero el puñetero no funciona, cambio las pilas, y nada, se enciende pero se apaga al instante, preguntamos a varios escaladores, pero ninguno sabe donde están las vías ferratas, hago un último intento, cambio de nuevo las pilas, y por fin funciona.

Haciendo caso del GPS, desde el aparcamiento, cogemos un camino, algo comido por la vegetación, y con el piso roto, por el que suavemente comenzamos a ganar desnivel, hasta que enlazamos con un sendero, que por las pintas viene desde donde hemos dejado el coche.

En este punto giramos a la izquierda, dirección N, y continuamos por cómodo sendero, en ligera subida, que a medida que nos acercamos a la base de la Peña Rueba, se va acentuando.

Cerca de la Cueva Calva, alcanzamos una importante bifurcación de senderos, ya que en este punto iniciamos la circular, de ir a la derecha accederemos a la vía ferrata de la Mora, y a nuestra izquierda la vía ferrata de Varella Portillo, que es la que nosotros escogemos, ya que es más vertical, y disfrutaremos más subiendo por ella.





Punta Común (Izquierda), y Peña Rueba (Derecha)


Dicho y hecho, giramos a la izquierda, y continuamos rodeando la Peña Rueba, pasamos por debajo de la Cueva Calva, e iniciamos un tramo de sendero algo confuso, con algunos subes y bajas, donde la vegetación, y alguna pedrera inestable, han borrado el sendero, por lo que nos toca continuar por una repisa, y hacer una sencilla trepada, para alcanzar definitivamente la traza buena de sendero, por el que seguimos rodeando la base de la Peña Rueba durante doscientos metros, hasta ir dejándola atrás.

Tras un ligero descenso, el sendero poco a poco nos hace virar hacia la derecha, dirección N, y enfrente nuestro ya podemos ver a lo lejos, la canal de acceso a la V natural que forma el espolón, sobre el que se ha instalado la vía ferrata de Varella Portillo.

A medida que avanzamos, la subida se hace más dura, el calor cada vez se nota más, y la vegetación compuesta principalmente por aliagas, zarzales y espino, no nos ofrece nada de sombra.

Sobre la cota 1000 alcanzamos la base de la pedrera, por la que nos adentramos de lleno en la canal de acceso a la vía ferrata, donde lo bueno, es que ya tenemos sombra, aunque ahora nos toca superar lo que es sin duda el peor tramo de todo el recorrido.

Para salvar los primeros metros, seguimos el sendero, que zigzaguea entre matorrales, y boj, después ya no nos queda otra, que avanzar por medio de la pedrera, por lo que decidimos tirar "to pa lante", dando algún que otro resbalón, y ayudándonos de todo lo que nos viene a nuestro paso para seguir avanzando.

Después de hora y media de dura caminata, alcanzamos el collado que hemos divisado desde la base de la Peña Rueba. En una gran roca situada en medio de la pedrera, aprovechamos para descansar, echar un trago, y ponernos los equipos, mientras disfrutamos de las vistas que tenemos de la Hoya de Huesca.








Tras la pausa, descendemos unos metros por la pedrera, hasta que alcanzamos la senda por la que accedemos al inicio de la vía ferrata de Varella Portillo, donde antes de empezar, aprovecho a los nuevos para darles una pequeña charla, sobre el uso del equipo, la progresión en la vía, y algunas medidas de seguridad.

Como Ángel, y un servidor, somos los que más experiencia tenemos, yo abriré el grupo, y el lo cerrará, para ver como se desenvuelven el resto durante la vía. Sin más dilación, iniciamos el primer tramo, que es un pequeño resalte de poco más de cinco metros, equipados tan solo con cable de vida y un par de grapas, que nos sirve para poner en práctica lo enseñado anteriormente.

Sin mayores problemas, uno a uno lo vamos superando, caminamos unos metros, hasta que alcanzamos la pared del espolón que hemos visto a lo lejos desde el inicio de la canal, que ahora se muestra algo menos fiero.

Una vez reagrupados, continuamos la vía, avanzamos lentamente pero con paso seguro, por un tramo ligeramente tumbado equipado con varios pasos de cadena, después la vía comienza a coger verticalidad, el equipamiento comienza a escasear, y tan solo nos encontramos con algunas grapas, que como suele ser habitual en esta zona, están bastante alejadas unas de otras, por lo que tenemos que buscarnos la vida, en la roca, que ofrece múltiples agarres naturales.

Para los que estamos acostumbrados a movernos en estas circunstancias, nos resulta bastante entretenido, aunque alguna vez nos toca pensar, cual es el mejor agarre, los demás comienza a dudar,y no ven nada claro como continuar, así que mientras los fotografío para más tarde echarnos unas risas, les voy indicando por donde deben seguir, aunque alguno se bloquea, y acaba echando mano al cable de vida.

Superado este tramo intermedio, nos toca afrontar el último, las grapas desaparecen, y comenzamos a ganar desnivel, ayudándonos de varios tramos de cadena, por los que ganamos el inicio de la cresta, a la que llegamos caminando, ayudados tan solo por el cable de vida.

En este punto aprovechamos para descansar, comer algo, y disfrutar de las fantásticas vistas que tenemos desde el inicio de la cresta, donde podemos ver la Punta Común justo detrás nuestro, la hoya de Huesca, parte del curso del río Gállego, incluido el embalse de la Peña, y los Pirineos.












Después de un merecido descanso, ahora nos toca recorrer la larga cresta, por la que alcanzaremos la cima de la Peña Rueba, y que según las reseñas que he leído, en los puntos más delicados se encuentra equipada con cable de vida.

Al igual que en el desarrollo de la vía ferrata, yo abriré el grupo, y Ángel lo cerrará, así que sin más dilación, comenzamos a caminar por la amplia cresta, que nos ofrece una bonita panorámica de la Sierra de Guara, y sobre todo de los Mallos de Riglos.

Poco a poco, vamos ganándole metros, hasta el momento todo ha sido coser y cantar, pero ahora nos toca caminar por el filo de la cresta, que aunque se encuentra equipada con cable de vida, este se encuentra muy tenso, y los mosquetones se nos quedan enganchados cada dos por tres.

Superado este tramo, el cable de vida finaliza, descendemos unos metros, buscando los pasos menos expuestos, teniendo que realizar de vez en cuando alguna trepada sencilla.

Cerca de la cima, realizamos un corto flanqueo, en el que tenemos que pensar los pasos a dar, aunque el cable de vida, y los numerosos agarres naturales que ofrece la roca, nos permiten solventarlo sin muchas complicaciones.

Tras este paso, alcanzamos el final de la cresta, donde enlazamos con un cómodo sendero, por el que caminamos, y después de tres horas desde el inicio, alcanzamos el hito cimero de la Peña Rueba, desde el que obtenemos una amplia panorámica de la Hoya de Huesca, la Sierra de Guara, Mallos de Riglos, y los pirineos, que hoy se encuentran algo encapotados.













Como aun nos queda un buen trecho para llegar al coche, tan solo nos detenemos para disfrutar de las vistas, después iniciamos el descenso por el sendero, siguiendo los hitos que hay a lo largo de este, y con los Mallos de Riglos, como telón de fondo.

Poco a poco la vegetación va desapareciendo, y va dando paso a un terreno de conglomerado, por el que avanzamos  hasta alcanzar el inicio de la vía ferrata de la Mora, que se encuentra equipada con tan solo cable de vida, y en el que aprovechamos para engancharnos, y descender con precaución por una placa tumbada, bastante incómoda, por la cual caminamos.

Cuando estamos cerca de alcanzar la Peña Varella, la pared se vuelve más vertical, descendemos por ella utilizando un largo tramo de cadena, y buscando algún apoyo natural para las piernas, hasta que llegamos a un corto, pero no muy claro ladeo hacia la izquierda, en el que tenemos que poner toda nuestra atención para superarlo.

En este punto, aprovechamos para reagruparnos, después descendemos por sendero, hasta alcanzar un pequeño collado, desde el que podemos ver la placa tumbada por la que acabamos de descender, y que desde este punto parece mucho más vertical, que en lo que en realidad es.







Desde el collado tenemos la opción de poder subir a la Peña Varella, que se encuentra equipada con cable de vida. Tomas decide quedarse, mientras el resto iniciamos la ascensión, que una vez metidos en harina, resulta bastante sencilla, ya que apenas tenemos que echar las manos en la roca en un par de ocasiones.

En poco más de cinco minutos, hacemos cima, aprovechamos para hacernos una foto de grupo, e iniciamos el descenso por el mismo lugar por el que hemos ascendido, hasta que alcanzamos de nuevo el collado, donde nos espera Tomas.

Entre pitos y flautas, ya son las dos de la tarde, el tiempo se nos ha pasado volando, y se está haciendo la hora de comer. Aprovechando que la pared por la que hemos descendido, nos ofrece una buena sombra, hacemos una breve pausa para comer algo, haber si conseguimos engañar al estómago, y así poder comer cuando lleguemos al coche.

Después de la pausa, continuamos la marcha desde el collado dirección SO, por cómodo sendero, hasta que unos metros más adelante desaparece, y seguimos caminando por una placa tumbada de conglomerado, tomando de referencia los hitos que hay colocados a lo largo de está.

Tras superar este tramo de lo más insulso, el cable de vida vuelve a hacer acto de presencia, aunque en determinados puntos es más un engorro, que una ayuda, ya que en la zona en la que se encuentra colocado, lo único que nos puede suceder, es dar un patinazo y acabar con el culo en el suelo, y eso anclados o no, no nos lo va a evitar.

A medida que vamos descendiendo, la vía se va poniendo más interesante, comenzamos a realizar sencillos destrepes, en los que algunos bajamos apoyando las manos, y otros arrastrando el culo por la roca.

Como en todo el recorrido, las vistas son excepcionales, y ahora podemos ver toda la cara S, de la Peña Rueba, donde una cordada, está escalando, una de las vías más conocidas de está montaña, como es "los terceros también existen".

Aprovechamos esta parada para reagruparnos, descendemos unos metros más, hasta que llegamos a un largo flanqueo hacia la derecha, en ligero descenso, equipado tan solo con cable de vida, donde tenemos que usar los múltiples agarres naturales que nos ofrece la roca, para descender con seguridad, aunque alguno acaba echando la mano al cable de vida.

Peña Varella







Tras superar el flanqueo, caminamos unos metros por senda, hasta que alcanzamos un espolón de unos diez metros de altura, seccionado en dos tramos, claramente diferenciados, con pasos de IIºy IIIº.

Como hay bastante piedra suelta, descendemos de uno en uno, primero bajo yo, la primera parte es sencilla, ya que la pared es bastante tumbada y desciendo sin problemas, a mitad del espolón, me encuentro con una pequeña repisa donde aprovecho para descansar, y dar indicaciones al resto para que vayan bajando.

El segundo tramo, la cosa se complica, ya que solo está equipado con cable de vida, y es más vertical, aunque al estar la piedra descompuesta, me encuentro con múltiples apoyos tanto para pies y manos, así que con tranquilidad, alcanzo la base del espolón sin muchas dificultades.

El resto del grupo, Ángel baja sin problemas, y Marian, Tomas y Miguel, poco acostumbrados a este tipo de pasos, acaban echando mano al cable de vida, y es que en este punto para tratarse de una vía ferrata, se echan en falta un par de grapas, que permitan salvar el espolón, sobre todo si se hace destrepando.

Nada más superarlo, alcanzamos un resalte de unos dos metros de altura, equipado con una grapa, que más que ayudar, entorpece, y tiene toda la pinta de estar colocada, más para subir, que para bajar.

Para sortearla, decidimos rodear el resalte por la derecha, y descender por un hueco, donde nos ayudamos de la vegetación, y colocamos un pie en la grapa, y otro en la roca, descendiendo mucho más cómodo.

Ya por sendero, comenzamos a perder desnivel de forma rápida, el sendero serpentea, hasta casi llegar a la altura de la base de la Peña Rueba. Cuando la vía parece que está finiquitada, alcanzamos un último tramo vertical de unos veinte metros de altura.

Los primeros metros se encuentran solo con cable de vida, descendemos con precaución, ya que hay mucha piedra suelta, y resbala bastante, después la cosa mejora, ya que el resto está equipado con grapas, aunque están colocadas a mucha distancia unas de otras, así que nos toca buscar apoyos en la roca.

Espolón de 10 m, el grupo bajando el primer tramo, Ángel iniciando el segundo







Una vez superada, ahora sí, damos por finalizada la vía ferrata de la Peña Mora, que si le quitamos los dos últimos tramos, no tiene nada, lo mejor sin duda son las vistas, que tenemos en todo momento, en especial de la Hoya de Huesca.

Ya por cómodo sendero, vamos pasando junto a los accesos a las vías de escalada de los "terceros también existen", y "Toño Ubieto", donde a pesar de ser ya las tres de la tarde, y hacer un calor de narices, todavía hay alguna cordada escalando.

Después de cinco horas, alcanzamos la bifurcación de senderos de está mañana, donde cerramos el circulo, ahora tan solo nos queda el tramo de aproximación hasta el aparcamiento, así que giramos a la izquierda, y comenzamos a descender dirección S, aprovechando cualquier resquicio de sombra. 

Poco a poco nos vamos acercando a la pista principal, esta vez en vez de continuar hacia el aparcamiento, seguimos todo recto, y en poco más de dos minutos llegamos al coche, donde nos cambiamos rápidamente, y nos vamos hasta el albergue de Murillo de Gállego, donde nos comemos en bocata, acompañado de una buena jarra de cerveza, que nos sienta de perlas.






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