martes, 20 de mayo de 2014

Circular a los Galachos de Juslibol y Alfocea


Para este fin de semana tenía previsto realizar un segundo intento a la gruta helada de Lecherines, el sábado a última hora nuevamente tenemos que cancelarlo, como ya me lo esperaba, utilizo el plan B, llamo a José Ángel, y quedamos para ir con la bicicleta por los Galachos de Juslibol, y el Soto de Alfocea. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.



Quedo con José Ángel, en la barrera de la pista de acceso a los Galachos de Juslibol, yo me acerco en coche hasta el aparcamiento del Parque del Agua, desde allí inicio la ruta, subo la rampa hasta la calle Pablo Ruiz Picasso, donde enlazo con el carril bici, hasta la confluencia con la Avenida de Ranillas.

Una vez allí, giro a la izquierda, y subo por la avenida, paralelo al Parque del Agua, justo a la altura del puente de la autopista A-2, coincido con José Ángel que va con el peque atrás, desde allí nos desviamos a la izquierda, para coger una amplia pista de tierra, que nos lleva por la margen izquierda del río Ebro hasta el barrio rural de Juslibol.

El sol se esconde, la mañana está fresca, salimos de Juslibol, pasamos la barrera que impide el paso de vehículos, y avanzamos dirección NO por la pista entre medio de la acequia de Juslibol y los escarpes del Ebro.



Tras un breve descenso, llegamos a la zona recreativa y el Centro de Interpretación de los galachos de Juslibol, que dejamos a un lado, hasta adentrarnos en la zona de los galachos, donde aminoramos la marcha, ya que está prohibido circular en bicicleta a gran velocidad.

Tras ver varios de los galachos, pasamos la valla de salida, unos metros después llegamos a una intersección de caminos debidamente señalizados, nosotros giramos a la izquierda, hacia Alfocea/Monzalbarba, unos metros más tarde, llegamos a un nuevo desvío, nosotros en este punto abandonamos el camino principal, y cogemos una senda con varios subes y bajas al principio, para más tarde adentrarnos en un bosque de ribera, donde en un par de ocasiones, tenemos que echar pie a tierra, para dejar pasar a un par de grupos que vienen de frente.




El final de la senda, confluye con el camino principal, justo en el cruce con la carretera que une Monzalbarba con Alfocea. La cruzamos y proseguimos dirección O por un amplio camino que discurre por el soto de Alfocea, unos metros después se bifurca en dos sendas.

La de la izquierda, baja hacia el río, y es bastante disfrutona, como vamos con el peque en la silla, decidimos continuar todo recto, por una senda que se cierra bastante, y nos llevamos algún que otro ramazo, una vez fuera, ambas sendas se vuelven a unir.

El camino va girando poco a poco dirección N, pasamos junto a una acequia que vierte sus aguas al río, pasamos por un camino bastante descompuesto, y ya dirección N, arremetemos una corta, pero empinada subida, que nos obliga a echar pie a tierra.

Una vez superada, el camino se amplia de nuevo, y mejora el piso considerablemente, el camino va siempre cerca del río Ebro en dirección NO, cuando llegamos a un cruce de caminos, giramos a la derecha, y continuamos hacia el N, durante trescientos metros hasta la Val de la Señora.

Aquí giramos de nuevo a la derecha, enlazamos con un camino en perfecto estado, que nos permite coger buena velocidad, enseguida a lo lejos, podemos ver la torre de la Iglesia de la Purísima Concepción de Alfocea, a cuya población llegamos en apenas cinco minutos.



Una vez en está población, aprovechamos para hacer una breve parada en el parque municipal, para echar un trago de agua en la fuente. Para hacer la ruta en circular y como desconocemos como se encuentran los caminos que van por los escarpes, decidimos seguir durante algo más de cuatro kilómetros por la carretera hacia Monzalbarba.

Al poco de pasar el puente que salva las aguas del río Ebro, nos desviamos hacia la izquierda para enlazar con un camino de tierra, que nos lleva por el Soto Bajo dirección E por la margen derecha del río.

Poco a poco el camino nos va acercando al cauce del río, en algunos puntos el río se filtra, y nos encontramos el camino embarrado, y con agua, con lo que tenemos que ir por el campo, durante unos metros.

En un pequeño recodo del río, nos desviamos unos metros del camino principal, para visitar un pequeño galacho, donde hay varios pescadores.


Sin apenas detenernos, regresamos al camino principal, nos adentramos en un espeso bosque de ribera, por el que rodeamos uno de los múltiples meandros que forma el río, hasta que enlazamos con una pista asfaltada que lleva a las diversas urbanizaciones que hay por la zona.

Para no continuar por la pista, un kilómetro más tarde, nos desviamos hacia la izquierda, cogemos un camino de tierra que nos lleva hacia el río, cuando estamos cerca del cauce, seguimos paralelos a este, adentrándonos en el Soto de la Almozara, ya con vistas a la ciudad de Zaragoza.

Cerca del puente de la autopista A-2, enlazamos con el carril bici, pasamos por debajo del puente, y giramos a la derecha, y cruzamos el río por el puente para pasar a la otra orilla. Desde aquí descendemos, nos adentramos en el parque del Agua, que está a tope de gente, rodeamos el lago, y llegamos al aparcamiento, dando por finalizada está sencilla ruta, pero que nos ha servido para estirar un rato las piernas, y disfrutar del entorno de la ciudad.


jueves, 8 de mayo de 2014

Parque Natural del Monasterio de Piedra





El fin de semana pasado, estuve recorriendo uno de los lugares más reconditos y bellos de la provincia de Zaragoza, el barranco de la Morana, para este domingo voy a visitar, sin duda, el parque natural más conocido de la provincia, el Parque Natural del Monasterio de Piedra. Para descargar el track, haz clic en el símbolo de Wikiloc.

 
Como se encuentra a poco más de una hora de Zaragoza, no madrugamos, cogemos la Autovía A-2, hasta Calatayud, y nada más dejar a nuestra derecha dicha población, cogemos la carretera que va hacia Munébrega, y que ya nos indica el Parque Natural del Monasterio de Piedra.

Llegamos a eso de las once,  dejamos el coche en uno de los aparcamientos superiores, descendemos hasta las taquillas para sacar las entradas (mejor sacarlas online, más baratas y te ahorras los diez minutos de fila), nos adentramos en el parque y nos hacemos las fotografías de rigor en la entrada.

Antes de recorrer el parque, nos acercamos a ver el espectáculo de aves rapaces, (cuentan con tres horarios 11:30, 13:00 y 16:00 h), ya que acaba de comenzar el primer paso, y al segundo no vamos a llegar.

Después del espectáculo que dura sobre media hora, comenzamos la visita siguiendo los paneles azules numerados, descendemos por un amplio camino de tierra hasta El Vergel de Juan Federico Muntadas, por donde paseamos hasta llegar a la cascada de Baño de Diana

Desde el Baño de Diana, nos acercamos al Lago de los Patos, que más bien se podía llamar el lago del pato, ya que tras recorrerlo, solo vemos un ejemplar, a los pocos metros llegamos a la Cascada Trinidad, donde la roca y el musgo, ofrecen un bonito salto de agua.

Baño de Diana
Cascada Trinidad
Desde la cascada, subimos un pequeño tramo de escaleras, pasamos junto a las grutas de la Pantera, Bacante, Artista, y llegamos a la base de la Cascada de la Caprichosa, que sin duda es una de las más espectaculares del parque. 

Tras visitarla, subimos a la parte superior del parque, por un largo tramo de escaleras, protegida con barandillas, a mitad camino nos desviamos unos metros para llegar al Mirador de la Caprichosa, donde se inicia la cascada, aunque desde él no podemos ver la caída de agua.

De vuelta al camino principal, continuamos ascendiendo, ya por un amplio camino hasta alcanzar la parte superior, donde se encuentra el parque de la Pradilla, y unas gradas de agua, conocidas como Los Vadillos.

Durante unos metros llaneamos por entre un espeso bosque de fresnos, poco a poco vamos descendiendo, alcanzamos primero la cascada de los Frenos Altos, y poco después la de los Fresnos Bajos, donde enlazamos con un nuevo tramo de escaleras, que nos deja junto a la Cascada Iris.

Cascada La Caprichosa
Los Vadillos

Cascada Iris
Hasta el momento Adrián está alucinando con las cascadas, juega con el agua, y nos toca disfrutar del lugar más esperado la Gruta Iris.

La gruta fue descubierta por D. Juan Federico Muntadas en el año 1860, la entrada se encuentra colapsada, ya que todo el mundo se para a realizar las típicas fotografías. Después la fila fluye, descendemos por la gruta, por una estrecha y empinada escalinata, hasta un pequeño recoveco donde hay dos ventanas naturales, desde las que podemos ver parte de la caída de la Cola de Caballo.

Tras un segundo tramo de escaleras, llegamos a la parte trasera de la Cola de Caballo, donde aprovechamos para hacer alguna foto. Como estamos en primavera, la cascada lleva bastante agua, permanecemos unos minutos disfrutando de ella, y nos adentramos en una nueva gruta que nos deja en la zona baja del parque, donde hay un mirador a pie de la Cola de Caballo, donde vemos en todo su esplendor, está cascada que con una caída de 90 metros, es la más grande de España.

Gruta Iris




Cola de Caballo
Seguimos paseando paralelos al cauce del río Piedra, pasamos un puente de madera, y llegamos a la picifactoria de las Pesqueras, que fue la primera creada en España, y donde nos detenemos para dar de comer a los grandes ejemplares de trucha, que por su tamaño parecen salmones.

Recorremos toda la picifactoria, giramos a la izquierda, y llegamos al Lago Espejo, poblado por distintas especies como madrillas, truchas, y varios tipos de barbos. Vamos rodeando el lago, con espectaculares vistas de la Peña del Diablo.

Lo cruzamos por el puente de Pontoneros, y lo vamos dejando atrás, tras un corto llaneo llegamos a la zona de descanso, donde aprovechamos para echarnos un cerveza en el chiringuito que hay, mientras el peque juega en el parque infantil.


Lago Espejo


Como se está haciendo tarde para comer, continuamos nuestro camino, pasamos cerca de una fuente que no lleva agua, y comenzamos a subir un tramo equipado con escaleras y barandilla, a mitad del tramo, pasamos junto a la Fuente del Señor, y un poco más tarde a la Cascada de los Chorraderos, donde el agua cae entre el musgo.

El recorrido está llegando a su fin, y nada más cruzar una pequeña gruta, llegamos de nuevo a la Cascada Iris, desde aquí retrocedemos unos metros, hasta coger un tramo de escaleras, que nos deja en la Cascada Sombría, que apenas lleva agua, y en el cruce de caminos denominado Cuatro Calles, donde giramos a la derecha, pasando cerca de la parte del monasterio que ha sido reconvertido en hotel, y salimos del parque hacia el aparcamiento, donde cogemos la comida, y nos vamos al merendero a comer.

Cascada de los Chorreaderos



Cascada Sombría



Después de comer nos acercamos a realizar la visita guiada al Monasterio Cisterciense del S.XII, que fue una antigua fortaleza musulmana, cedida más tarde a la orden del Cister.

La visita se puede hacer por libre o guiada, nosotros optamos por la guiada, primero visitamos el Claustro de planta cuadrada, con el jardín, la fuente, y rodeado de arcos apuntados.

Del mismo Claustro, pasamos a la sala capitular, en el que destaca la portada de origen gótico, y algunos motivos florales, que se incorporaron más tarde, cuando la orden cogió importancia.

Salimos de nuevo al claustro, y llegamos a la Abadía, que se encuentra en un estado ruinoso, y donde podemos ver los distintos estilos, que en ella se mezclán como el gótico, románico y el barroco del Altar. Desde allí mismo, descendemos a la cripta, compuesta por doce paredes, una por cada apóstol, y donde podemos ver los restos de huesos de algunos monjes, que fueron enterrados allí.

De nuevo al claustro, llegamos a la sala destinada para el Museo del Vino, donde vemos ver el proceso de fabricación del vino, e información sobre la denominación de origen Calatayud.

La visita se va terminando, vemos una pequeña exposición de carruajes de época, visitamos las cocina donde cuentan que se fabrico el primer chocolate de Europa, el refectorio donde se comía y el calefactorio donde los monjes se calentaban en el invierno.

Finalizada la visita, damos un último paseo por el complejo, y vuelta a Zaragoza, la verdad que hacía muchos años que no veníamos, y hemos salido con un buen sabor de boca, y además Adrián se lo ha pasado pipa.


Sala Capitular
Abadía


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