domingo, 25 de agosto de 2013

Vía Ferrata de Foradada del Toscar


A última hora del jueves, me dicen que este fin de semana tenemos fiesta, como este verano no hemos disfrutardo de vacaciones, buscamos algo de última hora a ver si hay suerte, al final logramos plaza en el Camping de Isábena y el sábado temprano nos vamos.

El sábado lo aprovechamos para darnos un baño en la piscina, por la tarde nos acercamos a visitar la zona y de paso nos acercamos al Monasterio de Obarra, para echarle un vistazo tanto al Monasterio como a la ferrata.

El Domingo el peque no quiere más que estar jugando en el camping, algo que ya me imaginaba, la idea es hacer una ferrata, como la vía ferrata de la Croqueta de Obarra, no tengo muy claro de poder hacerla, decido ir hasta Foradada del Toscar, para hacer la vía ferrata que lleva su nombre. Los datos de la vía ferrata en wikiloc. 

Para aprovechar el frescor de la mañana, me levanto poco más de las siete de la mañana, desayuno y espero a las ocho hasta que abren la barrera del camping, después me acerco hasta Campo, y de hay cojo la Nacional 260 dirección Ainsa.

Cuando finaliza el puerto, llego a la altura de Foradada del Toscar, pero no entro y sigo por la nacional, cuando estoy a cien metros de una escultura de lanzas, en honor al rey Gonzalo de la Ribagorza, cojo un camino a la derecha, y aparco el coche junto a la carretera nacional.

En ese mismo punto hay un cartel con los datos de la vía ferrata, le hecho un vistazo y comienzo a caminar por una pista de tierra con una pronunciada subida y piso en mal estado, pasado este primer tramo la pista mejora y se podría subir con coche, pasados veinte minutos llego al inicio de la vía.





Una vez en la base del primer espolón, me pongo los bártulos e inicio la via, el primer tramo es una larga tira de grapas, bastante vertical, a medida que avanzo las grapas se van ladeando, hasta girar por la roca, cuando llego a una canal, hago un sencillo paso de fe, y cambio de pared.

Una vez dentro, voy rodeando la pared, hasta que llego a la base de una larga chimenea, vertical y con una gran tira de grapas, al final de esta salgo al exterior y prosigo con un flanqueo hacia la izquierda, que me deja a los pies de una corta canal.

Al estar las paredes bastante cercanas, en algunos puntos avanzo por oposición, al final de la canal, llego a un pequeño descansillo, donde aprovecho para echar un trago.





Después de la breve parada prosigo el flanqueo hacia la izquierda, hasta una nueva canal, está vez paso por una pequeña paserela de madera, que me lleva hasta otra pared, desde aquí comienzo a ganar altura, con la dificultad, de que las grapas se encuentra ladeadas, aunque los cambios de cable de vida, favorecen el avance, y no como pasa en otras ferratas, que los continuos cambios de lado del cable, ofrecen más dificultad que la propia vía.

Al final de las grapas, sigo ladeando hacia la izquierda, hasta que llego a la altura de un pequeño puente tibetano (5 metros), cuya mayor dificultad es posicionarse dentro del puente, ya que la última grapa queda alejada del puente, lo que me obliga a estirarme y pasar por debajo del cable de las manos.

Una vez en el puente, lo supero sin problemas, debido a su corta duración, una vez pasado, llego a la altura de dos agujas, que entre medias dejan una estrecha chimenea, la vía continúa por la aguja interior, por una larga tira de grapas vertical, cuando llego al final, me adentro en la chimenea, y paso a la otra aguja por donde continúo ascendiendo hasta su cumbre, desde la que se obtiene una amplia panorámica de la zona.







Una vez en lo alto de la aguja, aprovecho para descansar, la vía discurre en su mayor parte por la cara sur, lo que hace que haga bastante calor, pero como he madrugado hasta el momento casi toda la vía me esta dando la sombra.

Las vistas son espectaculares y se pueden ver varios tres miles, como el Aneto, las Madaletas o el Maldito entre otros muchos.

Después de descansar, comienzo el segundo tramo de la vía, hago un pequeño destrepe, que a mi es lo que más dificultad me ofrece, ya que muchas veces no veo muy bien donde debo de poner el pie, tras el corto destrepe llego a una cornisa, donde cambio de pared. En este punto comienza el tramo más aéreo de la vía, y realizo un largo flanqueo hacia la izquierda por la pared principal, con buenos apoyos manos y pies, aunque los pies en determinados puntos los tengo que apoyar en la propia roca.

Al finalizar el flanqueo, toca destrepar, hasta que alcanzo una cornisa construida sobre la roca, por ella flanqueo la pared hasta que llego a la altura de un puente colgante, que tiene el mismo problema que el tibetano, y es que el acceso al interior es complicado y toca hacer malavarismo para colocarme dentro de él.

Una vez en el interior los primeros metros tienen su punto de dificultad, ya que no hay nada sobre lo que apoyar los pies, y hay que poner un pie en cada cuerda del puente, pasado este punto, el puente tiene placas metálicas para apoyarlos y la cosa se pone sencilla. 





Al final del puente colgante, la vía se bifurca, teniendo la oportunidad de coger el sendero de la izquierda para abandonarla, o seguir por la derecha y comenzar el tercer tramo de la vía.

Aunque en todos los sitios indican que el tercer tramo es el menos espectacular de los tres, yo continuo hasta el final, para ello cojo el sendero de la derecha, que me lleva por una zona de árboles que dan muy buena sombra, y que en algunos puntos está equipado con cuerda y alguna grapa.

Al final del sendero, llego a una nueva placa bastante vertical, con una larga tira de grapas, lo que facilita el progreso, al final de esta toca de nuevo caminar durante un rato, las vistas de las agujas son fantásticas y el sendero no ofrece mayores dificultades, ya que sigue equipado en la mayoría de tramos por cuerda y alguna grapa, aunque hay que ir siempre alerta, ya que donde menos te lo esperas, puedes estar el fallo.






Al final de sendero, llego a un tramo equipado con cadena, y sin cable de vida, las primeras grapas están algo alejadas y avanzo ayundadome de la cadena, una vez alcanzada la primera grapa, me engancho al cable de vida, y avanzo con facilidad. Superado este tramo, continúo por un largo tumbado, donde apenas hay grapas y avanzo sin utilizarlas por adherencia, siendo un tramo de los más entretenido.

En este tercer tramo la vía pierde verticalidad, pero tiene sus puntos de emoción, ya que la propia roca ofrece muchos agarres naturales, y los aprovecho para avanzar, olvidándome de las grapas. Al final de este tramo, llego a un último punto equipado con cadena, que me deja en el final de la ferrata.








Viendo los tiempos que marca el panel a pie de vía, los he clavado y eso que he realizado muchas paradas para fotografiar la vía, y he ido despacio para disfrutarla al máximo. Después de un descanso para beber y comer algo, comienzo a descender, primero con un corto destrepe, que hago con tranquilidad y después con un flanqueo hacia la izquierda de la roca, que me deja en una canal de tierra, donde hay un panel que indica el descenso.

El descenso por la canal es bastante peliagudo, ya que tiene un gran desnivel, y el piso esta muy descompuesto, lo que resbala mucho, sin duda la cuerda puesta en algunos tramos ayuda, pero aun así es dificil no dar algún patinazo.

Pasados unos cientos de metros, la cosa mejora, y puedo bajar con mayor comodidad, aunque en algún punto en concreto, viene bien la cuerda. A mitad del descenso, abandono el sendero y giro a la derecha, siguiendo los puntos rojos o algún hito puesto en el suelo, a partir de este punto, enlazo con un estrecho sendero que va por una zona de bosque, rodeando la peña por la que trascurre la ferrata, hasta que llego al inicio de la ferrata, donde hay un grupo numeroso comenzando la vía.

Desde aquí tan solo me queda descender por la pista, hasta el aparcamiento que hay junto a la nacional, que esta repleto de coches, haciendo un total de poco más de tres horas entre la aproximación, la vía y el regreso.

La idea que llevaba es irme después a Graus, para hacer la nueva ferrata de la Peña del Morral, pero son las doce y se me hará muy tarde, así que la dejo para otro día. Después de realizar la vía ferrata, la verdad que he salido encantado, es una vía escepcional, con una gran variedad de pasos, aérea, entretenida y con una buena duración, lo que hace hasta el momento que sea la vía ferrata que más me ha gustado de todas, y eso que tanto la canal del Palomo, como la Cascada del Sorrosal, me gustarón mucho.








sábado, 24 de agosto de 2013

Roda de Isábena

Fin de semana en la Ribagorza, y más concretamente en la pequeña pedanía de La Puebla de Roda, como centro de operaciones utilizamos el Camping de Isábena. Por la mañana aprovechamos para establecernos en el camping, nos damos un baño en la piscina, y preparamos la comida.

Ya por la tarde, aprovechamos para hacer una visita al Monasterio de Santa María de Obarra, donde se encuentra situada la vía ferrata de la Croqueta de Obarra, y después nos acercamos hasta la bonita población de Roda de Isábena, que cuenta con 63 habitantes y en el pasado tuvo su importancia, ya que en el S.X fue capital del Condado de la Ribagorza y sede episcopal, además de pertenecer al Reino de Aragón.

Con estas premisas dejamos el coche en el aparcamiento público que hay a las afueras de Roda de Isábena, ya que como en la mayoría de poblaciones medievales, está prohibida la circulación y aparcar en el interior, salvo para los que viven en el.

Desde el aparcamiento empezamos a caminar, y llegamos a una pequeña plaza donde hay información sobre el pueblo y algunas rutas de senderismo que se pueden realizar por la zona, unos metros más adelante tenemos un bonito edificio construido en piedra, con balcones bolados y las famosas chimeneas redondas, conocidas como espantabrujas, características por estos lares.

En los bajos de este edificio, hay un pasadizo, donde hay dos balcones con buenas vistas, dejamos atrás el edificio, subimos un corto tramo de escaleras, y accedemos a la Plaza Portal, que hace de perfecto mirador del Valle de Isábena, en el que destaca sin duda, su montaña más emblemática, el Turbón, además de la Sierra de Sis.


Como se encuentra situada en lo alto de un promontorio, para disfrutar de su casco histórico, nos toca subir por sus calles empedradas, hasta la Plaza Mayor donde se encuentra la Hospedería y la Catedral de San Vicente Mártir, de origen románico, construida entre los S.XI - XII, y que está declarada como monumento Nacional.

El interior se puede ver mediante visita guiada, nosotros llegamos cuando ha empezado la última del día, por lo que tenemos que conformarnos con ver el exterior. De la fachada principal destacamos la portada con varios arcos de medio punto, y la puerta con una decoración mudéjar.

Dando una vuelta por su exterior, podemos ver los restos de lo que fue el castillo, y los ábsides románicos, una vez en la parte trasera de la catedral, accedemos al Claustro que sirve para distribuir las estancias de la Catedral, y en el que destaca las arquerías de medio punto con diferentes inscripciones en latín.

Una de las estancias que dan al claustro, se ha acondicionado como restaurante, que tiene una pinta estupenda, pero no son horas de cenar, y queremos seguir visitando el pueblo.







Salimos del Claustro, y volvemos a la Plaza Mayor, descendemos por la calle Pedro Pach, hasta la Era de Vicén, donde se alberga el Museo Etnológico con entrada gratuita y abierto de 10 - 13 y de 16 - 19:30 h.

El edificio en si, ya merece la pena verlo construido en madera, con amplios ventanales que dan mucha luz natural a la estancia. En la planta inferior podemos disfrutar del museo etnológico con una amplia variedad de objetos como armas, ropas típicas de la zona, mobiliario etc..., con más de cien años de antigüedad.

En la planta superior hay una exposición de modelismo, con una amplia colección de barcos y aviones de todas las épocas.

Finalizada la visita, aprovechamos para dar un último paseo por Roda de Isábena y después nos acercamos al aparcamiento, dando por finalizada la visita.







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